lunes, 16 de septiembre de 2013

MESOPOTAMIA

MESOPOTAMIA Y TRAJES.

Mesopotamia (del griego: Μεσοποταμία, meso-potamía, ‘entre ríos’, traducción del antiguo persa Miyanrudan, ‘la tierra entre ríos’, o del arameo beth nahrin, ‘entre dos ríos’) es el nombre por el cual se conoce a la zona del Oriente Próximo ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, si bien se extiende a las zonas fértiles contiguas a la franja entre los dos ríos, y que coincide aproximadamente con las áreas no desérticas del actual Irak y la zona limítrofe del noreste de Siria.


El término alude principalmente a esta zona en la Edad Antigua que se dividía en Asiria, al norte, y Babilonia al sur. Babilonia, a su vez, se dividía en Acadia (parte alta) y Sumeria (parte baja).



En el interior de Mesopotamia, la agricultura y la ganadería se impusieron entre el 6000 y el 5000 a. C., suponiendo la entrada de lleno al Neolítico. Durante este período, las nuevas técnicas de producción que se habían desarrollado en el área neolítica inicial se expandieron por las regiones de desarrollo más tardío, entre ellas la Mesopotamia interior. Este hecho conllevó el desarrollo de las ciudades. Algunas de las primeras fueron Buqras, Umm Dabaghiyah y Yarim y, más tardíamente, Tell es-Sawwan y Choga Mami, que formaron la llamada cultura Umm Dabaghiyah. Posteriormente ésta fue sustituida por las culturas de Hassuna-Samarra, entre el 5600 y el 5000 a. C., y por la cultura Halaf entre el 5600 y el 4000 a. C. (Halaf tardío).


 Cultura Umm Dabaghiyah

Esta es la cultura predecesora a las primeras civilizaciones de la baja Mesopotamia. Su nombre se refiere a un basamento arqueológico que data de los años 6000 a. C. - 5600 a. C. por lo cual fue una de las primeras poblaciones organizadas de la región. La particularidad de esta cultura es que comenzaron con la ganadería y la agricultura sin abandonar la caza y la recolección, fueron los pioneros del Neolítico. Una de las actividades comerciales más prolíficas era la caza de onagros para la venta de sus pieles.

 Culturas Hassuna-Samarra 

Posterior al periodo Umm Dabaghiyah en el sur de Mesopotamia surgieron dos culturas.

Sumerios

                          
En la Baja Mesopotamia existían asentamientos humanos desde el Neolítico como demuestra la cultura de Jarmo, (6700 a. C. - 6500 a. C.) y en el Calcolítico las de cultura Hassuna-Samarra (5500 - 5000 a. C.), El Obeid (5000 - 4000 a. C.), Uruk (4000 - 3200 a. C.) y Yemdet Nasr (3200 - 3000 a. C.). Parece posible que los sumerios fuesen una tribu proveniente de fuera, posiblemente de las estepas, pero su origen concreto es desconocido. Esto es lo que se ha venido denominando desde el siglo XX como el "problema sumerio." En cualquier caso, es durante el período del Obeid cuando se producen avances que cristalizan en Uruk, y que sirven para considerar este momento como el inicio de la civilización sumeria.


Acadios

La prosperidad de los sumerios atrajo a diversos pueblos nómadas. Desde la península arábiga, las tribus semitas (árabes, hebreos y sirios) invadieron constantemente la región mesopotámica a partir del 2.500 a.C., hasta que establecieron su dominio definitivo. Hacia 3000 a. C. se extendieron hacia el norte, fundando diferentes grupos como los amorreos, en los que se incluyen fenicios, israelitas y arameos. En Mesopotamia el pueblo semita que adquirió mayor relevancia fueron los acadios. Hacia 2350 a. C., Sargón, un usurpador de origen acadio, se hizo con el poder en la ciudad de Kish. Fundó una nueva capital, Agadé y conquistó el resto de ciudades sumerias, venciendo al rey de Umma hasta entonces dominante, Lugalzagesi. Este fue el primer gran Imperio de la historia y sería continuado por los sucesores de Sargón, que se tendrían que enfrentar a constantes revueltas. Entre ellos destacó el nieto del conquistador, Naram-Sin. Esta etapa marcó el inicio de la decadencia de la cultura e idioma sumerios en favor de los acadios.





Babilonios


En 1792 a. C. Hammurabi llega al trono de la hasta entonces poco importante ciudad de Babilonia, a partir de la cual comenzará una política de expansión; en primer lugar se liberó de la tutela de Ur para, en 1786, enfrentarse al vecino rey de Larsa, Rim-Sin I, arrebatándole Isín y Uruk; con la ayuda de Mari, en 1762 venció a una coalición de ciudades de la ribera del Tigris, para, un año después, conquistar la ciudad de Larsa. Tras esto se autoproclamó como rey de Sumeria y Acad, título que había surgido en tiempos de Sargón de Acad, y que se había venido utilizando por los monarcas que conseguían el dominio de toda la región de Mesopotamia. Tras un nuevo enfrentamiento con una nueva coalición de ciudades conquistó Mari, tras lo cual, en 1753, completó su expansión con la anexión de Asiria y Eshnunna, al norte de Mesopotamia. Con el paso de los siglos la imagen del monarca se mitificó, no solo debido a sus conquistas, sino también a su actividad constructora y de mantenimiento de los canales de riego, y a la elaboración de códigos de leyes, como el conocido código de Hammurabi. Todo esto le colocó en la estela de Sargón I.


Asirios


Cada uno de los dioses sumerios (en su propia lengua, dingir y en plural, dingir-dingir o dingira-ne-ne) era asociado a ciudades diferentes, y la importancia religiosa a ellos atribuida se intensificaba o declinaba dependiendo del poder político de la ciudad asociada. Según la tradición sumeria, los dioses crearon el ser humano a partir del barro con el propósito que fueran servidos por sus nuevas criaturas. Cuando estaban enojados o frustrados, los dioses expresaban sus sentimientos a través de terremotos o catástrofes naturales: la esencia primordial de la religión sumerio se basaba, por lo tanto, en la creencia de que toda la humanidad estaba a merced de los dioses. Nótese la similitud de la creación del hombre a partir del barro con el relato del Génesis. Entre las principales figuras mitológicas adoradas por los sumerios, es posible citar: An (o Anu), dios del cielo; Nammu, la diosa-madre; Inanna, la diosa del amor y de la guerra (equivalente a la diosa Ishtar de los acadios); Enki en el templo de Eridu, dios de la beneficencia, controlador del agua dulce de las profundidades debajo de la tierra; Utu en Sippar, el dios sol; Nanna, el dios luna en Ur; Enlil, el dios del viento.





Básicamente todas las culturas de Mesopotamia por tener un origen común tenían costumbres y creencias muy similares, explotaron siempre la tierra del mismo modo. Sin embargo las mezclas con otras culturas nómadas y la constante búsqueda de la supremacía los llevaron por un camino en el que las innovaciones tecnológicas eran algo constante. Y el ejemplo de su forma de manejar su entorno fue el vestido.
El traje del IV milenio a.C. entre los ríos Tigris y Éufrates (hoy, Iraq), consistía en pieles que se vestían luciendo el vellón hacia fuera (konakés); éstas generaban las tipologías vestimentarias más sencillas: la falda, la capa y el chal. La piel de las faldas se obtenía en un principio de los onagros, una especie de equinos muy similares al burro domestico que habitan el oriente próximo aun en nuestros tiempos, que fueron cazados y domesticados en esta región.




Hay registros antropológicos que muestran que los onagros se usaron para jalar carros de guerra y de carga. Parece que en algún momento, al menos a lo largo del III milenio AEC, la piel fue sustituida por los paños de lana. Seguramente a causa de la expansión de la ganadería y la influencia de las tribus nómadas de la región que vivían de distintos tipos de ovinos fue lo que propicio esto.

El vestido Mesopotámico se divide de esta forma:

Traje real:
Túnica llamada "Kandys", recubierta de una segunda, adornada con figuras bordadas llamadas "Kaunace", nombre dado a una rica tela con gruesos flecos colgantes.
El Kandys se caracterizó por unas amplias mangas con pliegues a nivel de los codos. 




Traje soldado persa: 
Se caracteriza por una túnica de diseño rectangular de mangas largas y estrechas y de un pantalón largo llamado anaxirides.





 El tocado del soldado era diseñado a manera de casquete. Motivos ornamentales persas: animales luchando entre sí, bandas de rosetas o medias rosetas, pájaros, carneros, torres de asalto y animales fantásticos.








Cabe destacar que el bordado persa va enmarcado en círculos o rectángulos.

Arquero Real: 
La vestimenta del arquero real, es de mangas largas, anchas y plegadas y ricamente bordada. Se fija en el cabello con mangas bordadas. 





Tocado: 

Mitra Real:
Diseñada en base a rallas en azul y blanco coronando la cabeza. Fue común el uso de tiaras de fieltro.

Calzado:
Se denominaba kroumir. Era un botín corto a nivel del tonillo confeccionado en suave cuero, con lengüeta que cubre el empeine, fijo mediante broches bordados en forma de media luna.


Minuto 5:48 al 8:00 Historia del traje Mesopotamia.

Si lo prefiere.


POR:
VALERIA SUJEY.
JESÚS CHÁVEZ.

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