martes, 17 de septiembre de 2013

Cultua Egipcia

                                     CULTURA EGIPCIA.

Origen
Se llama civilización egipcia a la cultura desarrollada en el actual país de Egipto entre los años 3050 a.C. (primer año de gobierno de Nemes) y 31 a.C. (año de la conquista romana). La historia del antiguo Egipto suele dividirse en tres etapas en relación con las distintas dinastías faraónicas, separadas por periodos de anarquía: Imperio antiguo (2700 - 2250 a. C.), Imperio medio (2050 - 1800 a. C.) e Imperio nuevo (1550 - 1070 a. C.). Mucho antes de la configuración del imperio, hacia el 8000 a.C., comenzó a secarse paulatinamente el terreno hoy conocido como el desierto de Sahara, motivo por el cual los recolectores de la zona se acercaron a la cuenca del Nilo, tal como indican evidencias arqueológicas de la misma época. Durante ese milenio el avance en la organización agrícola dio origen al asentamiento permanente de distintos pueblos.
Geografía
La civilización egipcia antigua se extendía a lo largo del valle del río Nilo en el noreste del continente africano. El río se extiende a lo largo de mil kilómetros desde su nacimiento en los lagos Victoria Nyanza (ubicado en las actuales Tanzania, Uganda y Kenya) y Alberto Nyanza (Uganda) hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. Sin embargo, el Imperio no ocupó toda la margen del cauce del río, sino que se desenvolvió mayoritariamente en el valle cuya extensión abarca desde el delta que desemboca en el Mediterráneo (Norte), hasta la segunda catarata del río Nilo (Sur). El Imperio también comprendía, hacia el Noreste, la península asiática del Sinaí, a la vez que el terreno que hoy corresponde a Israel. El límite oriental yendo hacia el sur de la cuenca del Nilo, lo constituía el mar Rojo. Hacia el Oeste no se propagaba mucho más allá de la margen del Nilo, puesto que comenzaban bastos kilómetros desérticos donde era imposible el asentamiento (África septentrional, actual Libia).
Política.
 El sistema de gobierno era de orden monárquico, absolutista y teocrático. Estas tres características recaían en el poder político y religioso del Faraón. Durante el Imperio Antiguo los faraones eran entendidos como descendientes del dios Horus (dios del cielo) y a partir del Imperio Medio del dios Ra (dios del sol). Sin embargo, no se creía que fueran dioses vivientes, sino que, al morir, adquirían la divinidad fusionándose con Osiris (dios del mundo subterráneo), por lo que luego eran también venerados en los templos. La voz del Faraón era la única indiscutible y totalmente aceptada.
Organización social.
El orden social respondía a un sistema de clases estratificadas encabezadas por el Faraón y seguidas por la nobleza. Esta última, estaba compuesta por la familia real y por los gobernadores de las provincias del imperio. Luego, seguía la clase de los sacerdotes quienes cuidaban los templos y oficiaban el culto religioso. A continuación, encontramos la clase de los escribas (aquí habría que distinguir a los escribas reales que gozaban de una jerarquía más alta). En orden descendiente, seguían los guerreros, quienes cumplían numerosos trabajos públicos, entre ellos, la protección de las fronteras y del comercio de ultramar. El anteúltimo lugar lo ocupaba el pueblo, el cual debía trabajar bajo las normas del imperio y entregar toda la cosecha al faraón para que luego sea redistribuida por él. En última instancia encontramos a los esclavos, prisioneros de guerra que estaban destinados tanto a trabajos públicos como al servicio doméstico.

Escritura.
Esta civilización desarrolló el primer sistema de escritura (jeroglíficos) que ha quedado documentado (en papiros). Los posteriores alfabetos, comenzando por el fenicio, derivaron de los jeroglíficos egipcios. Luego del dominio de Alejandro Magno, muchos documentos artísticos, administrativos y científicos, fueron primero almacenados en la biblioteca de Alejandría, resultando perdidos tras la destrucción de la misma en 391 a.C.
Agricultura.
Las inundaciones anuales del Nilo, causadas por el monzón africano, concedían fertilidad al terreno. La agricultura respondía entonces tanto a fines alimenticios (cultivo de trigo, cebada, lentejas, garbanzos, lechuga, pepino, higos y uvas), como a fines utilitarios (cultivo de lino, papiro y palmeras). Durante la época de inundaciones el trabajo de la tierra debía suspenderse por lo que se aprovechaba la mano de obra disponible para realizar trabajos públicos, así como la realización o limpieza de canales, construcción de templos o tumbas; obras que fomentaban el crecimiento de la ciudad. El trabajo en minería era también un destino posible para los agricultores durante las inundaciones, si es que no se contaba con suficientes esclavos para realizar dicha tarea. Luego de la época de inundaciones, se volvía a medir y reasignar la tierra, teniendo en cuenta si habían sido cumplidas o no las expectativas de la administración del Imperio en relación con asignaciones pasadas. Además se almacenaba la producción, previamente recaudada con los impuestos, y luego se redistribuía para la prosperidad del Imperio.
Religión.
La religión del antiguo Egipto se desarrolló desde el período Predinástico hasta la prohibición de su práctica por parte de Justiniano I en 535 d.C. Era politeísta, exceptuando el período del reinado de Akenatón (1353-1336 a. C.) el cual instauró el culto monoteísta a Atón (Dios del sol). El origen del politeísmo estuvo vinculado a la búsqueda de respuestas acerca de ciertos fenómenos naturales de los que se ignoraban las causas. Se solía atribuir a los dioses características de ciertos animales, por lo que, ya desde épocas tempranas, eran representados como humanos con rasgos zoomórficos. Al comienzo de la dinastía faraónica cada nomos rendía culto a sus propios dioses. Estos subsistieron luego de la unificación política del Alto y el Bajo Egipto dando como resultado una gran variedad de dioses que fueron venerados por la religión del Imperio.


Mitología.
A partir de la unificación política, los sacerdotes de los templos más importantes comenzaron la homogenización de las diversas teologías, dependientes de cada nomos. Los más conocidos eran los once dioses de Heliópolis, los ocho de Hermópolis, y las tríadas de Elefantina, Tebas y Menfis. La simplificación de la cantidad de dioses venerados se da por la fusión de aquellos que tenían características comunes; lo que permitió configurar la cosmogonía tripartita del Imperio Antiguo de la siguiente manera: el cielo, gobernado por la diosa Nut; la tierra, gobernada por Geb; y el reino de los muertos, en el cual gobernaron sucesivamente Horus, Osiris y Ra. La cultura egipcia contaba con una gran cantidad de celebraciones religiosas referidas a acontecimientos importantes en las vidas de sus dioses (nacimientos, decesos) relacionados con su repercusión en la vida agrícola.
Pirámides.
Las pirámides de Egipto eran propiamente tumbas, o bien cenotafios, es decir, tumbas vacías a modo de monumento funerario. Las clásicas pirámides de caras lisas fueron construidas hacia el 2500 a.C. y representaban una evolución respecto de las anteriores mastabas y pirámides escalonadas. Las pirámides más celebres fueron las que se hallan en la meseta de Guiza y que corresponden a los faraones Micerino, Kefren y Keops. Esta última, ha recibido también el nombre de Gran pirámide por ser la de mayor tamaño. Actualmente conserva ciento treinta y seis metros de altura, solo diez metros menos de los que tenía originalmente en 2570 a.C. En el mismo complejo funerario se encontraba la Esfinge, monumental escultura que fue venerada (sobre todo durante el Imperio Nuevo) en virtud de su identificación con el dios Horus.
Calendario.
El calendario egipcio es el primer calendario solar conocido. A pesar de que su uso data de la dinastía de Shepseskaf (2486 a 2479 a. C.), su origen fue predinástico y estuvo vinculado a la necesidad de predecir las crecidas del Nilo para poder organizar los ciclos de cosecha y recolección. Los sacerdotes astrónomos del Imperio Antiguo notaron que un calendario lunar no era funcional a este propósito; comenzaron pues a observar los astros en relación con los movimientos del sol y, tras años de investigación, asociaron la crecida del Nilo al acontecimiento del orto helíaco del astro Sirio.


Arte.
Las obras artísticas de los egipcios se han conservado en óptimas condiciones debido al clima seco de la región. La mayoría de ellas eran parte de las ruinas arquitectónicas (decoración estética de los edificios) o estaban guardadas dentro de las mismas (como los tesoros de los faraones en sus tumbas). El arte egipcio ha desarrollado una estética que se mantiene notablemente invariable durante todo el Período Dinástico. El artista egipcio creía cumplir un oficio divino ya que su labor debía buscar conservar la belleza, simetría y completitud de la Maat (Orden cósmico) del origen de los tiempos. Así, las obras de arte buscaban transmitir belleza y tranquilidad; por ejemplo, los dioses estaban representados con ilustraciones magnánimas; mientras que las fuerzas opuestas aparecían fragmentadas o subyugadas



Vestuario.
La vestimenta de los pueblos varía de acuerdo a múltiples factores: características orográficas y climáticas, características antropológicas, pautas culturales, etc. Todos los pueblos del mundo desarrollaron diversos tipos de calzado que a su vez se manifestaron en una multiplicidad de modelos que respondieron a necesidades propias. El egipcio vivía en un medio ambiente peculiar: desiertos, mesetas pedregosas, marismas y lagunas. Era caminante por excelencia, le era más cómodo ir descalzo, salvo en desiertos puesto que la arena levanta mucho la temperatura y lastima los pies. Las sandalias eran conocidas desde la prehistoria, pero en el caso de Egipto se las usaba en ocasiones especiales. La mayor parte de la indumentaria fue hallada en las tumbas. Sabemos también como se vestían a través de relieves, esculturas o pinturas, pero generalmente vemos al rey y a la familia real, los funcionarios o la elite. Nuestra visión a través de la iconografía, es, en consecuencia, parcial. (Las Sandalias en el Antiguo Egipto, Alejandra R. Cérsosimo)





LA INDUMENTARIA EGIPCIA

Para los hombres.


En el Imperio Antiguo se utilizaba el schenti (Sken-tee), o faldellín, una tela rectangular cuyos extremos se cruzaban y anudaban a la altura de la cadera, y llegaba por encima de las rodillas. En ocasiones utilizaban pieles animales, como el leopardo, otorgándole poder a quienes la usaban, ya sean soldados o figuras religiosas, en eventos sociales o festividades.
Los trabajadores iban desnudos o con un ligero paño de lino, más pequeño, a modo de "chiripá". Estas prendas eran un elemento indispensable, sobretodo para quienes debían trabajar a plena luz del día, posibilitándoles el movimiento y alivianándolos de ropa.
 En el Imperio Medio, el schenti se alargó, los hombres comenzaron a utilizar elaborados adornos prendidos al cinto, y a finales de este periodo usaron un doble schenti con una faja triangular.


En el Imperio Nuevo, los hombres importantes solían utilizar una capa o saya  sobre los hombros para cubrirse el torso. Las prendas eran las mismas, pero compuestas de piezas de tela más grandes y con drapeados más intrincados y decorados. Ambos sexos utilizaban schenti drapeados y plisados, sostenidos por prendedores, tirantes o fajas, y con mangas hasta los codos. En este punto, el vestir egipcio se vio influenciado por los persas griegos que sucesivamente los conquistaron hasta la victoria romana.
Los hombres cambiaban su vestimenta con mayor frecuencia que las mujeres, se estima según los pictogramas que los hombres tenían más de 40 indumentos distintos de variada forma, largo y detalle. Sin embargo, son las mujeres quienes introducen mayores cambios.


 2. Para las mujeres
En el Imperio Antiguo el kalasiris o túnicas carecían de cortes y costuras, eran paños envolventes, drapeadas al cuerpo; eran ajustadas y caían desde el pecho hasta los tobillos, sujetas por anchos  tirantes. La sobriedad tanto en la indumentaria como en el peinado marca la pauta de esta época. El vestido femenino evolucionará a lo largo de la historia de Egipto, mientras que el del hombre mantendrá el schenti corto.

En el Imperio Medio el busto se muestra sin reparos, la túnica ajustada desde debajo del pecho hasta el tobillo. Había modelos de trajes amplios con mangas, pero no era lo habitual.

En cambio, el Imperio Nuevo es el auge de las transparencias y los pliegues, marcando el cuerpo con otra sensibilidad y logrando una silueta de curvas suaves. El kalasiris se sujetaba a la cintura con fajines de colores o cenefas, que se entreabrían dejando ver las piernas de sus dueñas. Ciertas veces se cosían plaquitas, de fayenza o pasta de cristal, que al caminar chocaban entre sí produciendo un sugerente sonido como de campanillas.

Accesorios.
Dado que las tipologías de la indumentaria no variaban mucho, eran necesarios los accesorios para lograr distinción y prestigio.
Las Pelucas se realizaban con cabello natural o con fibras vegetales. Los sacerdotes tomaron la costumbre de afeitarse la cabeza y el rostro, así como todo el cuerpo, en señal de pureza, y así los siguieron los nobles. Aunque hay ejemplos, en el Imperio Antiguo, de funcionarios con bigotes. El uso de la barba no era habitual aunque se la encontrase en campesinos desaseados o en quienes la dejaban crecer como señal de duelo. Esa barba en nada se asemejaba a la de los faraones, en lapislázuli, que era señal de divinidad.
Tanto las mujeres como los hombres se afeitaban el cuerpo entero, incluyendo la cabeza. El pelo en un país con intenso calor, era poco querido entre los egipcios. Sin embargo, las pelucas, de melena corta durante el Imperio Antiguo y alargándose hacia el Imperio Nuevo, se usaban como elemento de connotación erótica, al igual que el tipo de peinado que llevasen.

Durante el Imperio Medio el tratamiento dado a las pelucas se iría complejizando, se trataría de pelucas más pesadas, en forma de rollo (imitando la iconografía de la diosa Hat-Hor), bipartitas, tripartitas, y cuadradas, estarían adornadas con moños o piezas de oro.

En el Imperio Nuevo las pelucas eran más pesadas, con pequeñas trenzas, tirabuzones u ondas a media espalda, y adornadas con joyas semi preciosas o con coronas de nenúfares.
Las pelucas se guardaban en cajas junto a las “tenacillas” para ondular el cabello, y la cera de abeja para fijar las ondas.
Las sirvientas, no utilizaban pelucas y llevaban el cabello largo.


MAQUILLAJE
Cuando los hombres y las mujeres del antiguo Egipto se maquillaban los ojos, no lo hacían solamente para resaltar la belleza de los mismos. El mesdemet o khol , que obtenían  de la galena (sulfuro de plomo) o de la antimonita (sulfuro de antimonio), lo empleaban también para prevenir enfermedades oculares, como repelente de moscas y para evitar el reflejo del sol. A su vez, cuando se pintaban los ojos, representaban a Horus, amuleto con el que invocaban la protección mágica de su persona. Por un tiempo también se empleó una sombra verde, udju, que se obtenía de la malaquita.
Oscurecían sus cejas y pestañas con polvo de galena mezclado con agua que se aplicaba con palitos de madera, metal o hueso. Este sería el antecedente de lo que hoy conocemos como Rimmel.
A los labios se les aplicaba, con pincel o con el dedo, oxido de hierro humedecido, dándoles una tonalidad rojiza, pintura que por un tiempo también se lo aplicó sobre los pómulos.







http://www.youtube.com/watch?v=e_DcG2WEg-I       un pequeño documental sobre el vestuario esgipcio



por: Roberto Vieyra
Patricia Nuño






lunes, 16 de septiembre de 2013

GRECIA

HISTORIA DEL TRAJE

Era bastante sencilla, al principio influida por oriente, consistente en un chitón (túnica larga, a veces hasta los tobillos, en ocasiones ceremoniales, sujeta por un cinturón, y en los hombros por una fíbula) y un himatión (capa que se envolvía al cuerpo, hecha de una sola pieza de tela, sujeta en ciertas ocasiones con una esclavina o clámide) que servían indistintamente para hombres y mujeres.
En el caso de hombres que lucían túnicas más cortas, completaban su atuendo con un manto corto y sin mangas, llamado palio.
Marcaban como en casi todas las culturas diferencias de clase, ya que los campesinos vestían generalmente ropas de lana, cuero o pieles de animales, y un gorro del mismo material (kyné).
Con lino, lana y pieles, resolvían estas cuestiones de vestuario, que aparentemente incluían además, como lo demuestran la decoración de vasos, pantalones que usaban los guerreros, y especies de camisetas, llamadas jalecos.
El pilos cubría la cabeza con forma de bonete, usado por lo general por los artesanos y esclavos, y el petaso, lo hacía por medio de un sombrero con grandes alas.
Al principio, hombres y mujeres lucían largas cabelleras, pero luego de las guerras médicas los hombres adultos comenzaron a cortar sus cabellos.
Las damas griegas usaban los chitones ajustados hasta el talle, pero se hacían amplios en la falda, a través de pliegues, y decoraban sus atavíos mediante joyas. Resaltaban su figura con un cinturón y remarcaban su busto con un strophion.
En la cultura doria predominó la lana, mientras el lino fue característico de la jonia. Las espartanas usaban el peplo, prenda rectangular confeccionada en lana, sostenido solamente por los hombros y abierto en sus costados. La diferencias en Esparta fueron marcadas. La mujer tenía muchas más libertades que en el resto del mundo heleno. Mostraban sus piernas hasta los muslos, dignos de visualizar ya que estaban torneados en competencias deportivas, a las que asistían igual que los varones. Esta vestimenta las hacía ser fuente de bromas por parte de los atenienses.
El calzado unisex era de sandalias, o sea, un trozo de suela, sostenido a los tobillos, con tiras.
La vestimenta de los guerreros tenía un fin protector, en las batallas cuerpo a cuerpo. Los hoplitas se protegían con cascos, pesados escudos, sus torsos con corazas metálicas y las piernas se resguardaban con cnémides de bronce. La caballería en lugar de Cnémides usaba polainas de cuero, igual material que se usaba para el jubón y las hombreras. El pecho se protegía con discos de bronce.


TEATRO

Aunque no han llegado hasta nosotros muchos de los complementos que utilizaban, los conocemos por testimonios diversos, por las mismas obras de teatro o por los dibujos que se pueden ver en cerámicas principalmente.

Máscaras

El vestuario de una representación griega se componía de algunos ítems establecidos y fácilmente reconocibles. Quizá el más famoso de ellos eran las máscaras, que provenían probablemente del carácter religioso de los rituales de donde nace el teatro. El uso de máscaras es propio de ciertas religiones, en las que se marcan algunas consideraciones dentro de la misma religión por medio de las mismas, como quién es el hechicero o quién ocupa un rango principal en la realización de un rito, o protege de peligros o sirve para introducirse en ambientes mistéricos. La máscara, de una u otra manera, cumple el papel de separar de la realida cotidiana a aquel que la porta. Con ello, ya desde su origen religioso, cumple la función teatral de mimetizar la realidad.

Calzado. Coturnos

Otra prenda que tradicionalmente se pone en relación con la tragedia eran unos zapatos llamados “coturnos”, de tacón muy alto, que conseguirían que el actor pareciese más alto y destacase en la escena. Estaban hechos de suela de corcho y tiras de cuero. Sin embargo, la evidencia acerca de estos zapatos no es fuerte, ni su utilidad tan necesaria en un teatro como el griego, ya que la disposición del mismo ofrecía una visión suficiente, donde no importaba tanto la misma figura del actor cuanto de todo el espectáculo. Parece que su uso debe remitirse al período helenístico. De todas maneras, el uso de coturnos está asociado a una identificación con la divinidad, pues los actores que representaban dioses siempre los calzaban para aumentar su tamaño.

Vestuario

El resto del vestuario se diferenciaba entre la tragedia y la comedia, géneros con distinta técnica, motivos y objetivos. Dos tipos de vestimenta a parecen atestiguados, el "quitón", una especie de túnica interior larga hasta los pies, ceñido por un cinturón, la "clámide", una capa corta, y el "himatión", que era semejante a una capa larga. En la comedia había más libertad para elegir la ropa, y se procuraban unas vestimentas llenas de coloridos, desenfadadas. Solían ser de tal manera que se resaltaran las características más grotescas e incluso iban acompañadas o dejaban ver grandes falos como motivos de provocación y burla. En la tragedia el vestuario era más convencional y de acuerdo a su distinto carácter respeto a la comedia. Marcaba a los personajes, de manera que se los pudiera reconocer fácilmente, algo que se conseguía mediante distintos vestidos y tambien con los colores, como púrpura para monarcas, negro para tristes o luto, más coloristas para el pueblo. El coro se vestía, de acuerdo con el carácter de sus componentes, de aquello que representaban.

http://www.youtube.com/watch?v=uWyzaLwvilQ  Aquí les dejamos un video sobre la tragedia griega, sus vestimentas y máscaras. ¡Que lo disfruten!


Valeria Monforte e Isaac Romero